«La gente ve que esas partes del sistema nacional que realmente dependen de la virtud personal y privada (esas que son, con mucho, las más importantes y las que más aspectos abarcan) no funcionan bien; y al no ver en qué consiste el fallo (es decir, en la falta de virtudes personales), se creen que pueden arreglar las cosas a base de aplicar sus conocimientos científicos al mejoramiento del sistema actual. De ahí que la Economía política vaya a sustituir a la moralidad; de ahí también que se nos prometan leyes que evitarán los sobornos y la corrupción; y de ahí, los proyectos de reformas en la Iglesia. Sí, sé que piensas que el sistema actual se puede mejorar en lo material, y lejos estoy yo de no querer mejorarlo en lo que se pueda, y deseoso de conceder todo lo que cualquier hombre sensato y recto pueda conceder en materia de reformas; pero, a pesar de todo, afirmaré un principio que me parece muy importante y muy olvidado: que lo mismo da un sistema que otro, si se tienen en cuenta los efectos de la voluntad humana sobre ellos; que hasta que la voluntad de los hombres no cambie el mal por el bien, la diferencia entre dos sistemas será imperceptible; y que todos los sistemas funcionan bien si se administran bien. Pero es la moda del día considerar que la mente humana es una máquina y que la educación puede hacer con ella lo que quiera; y que, de hecho, el hombre no tiene responsabilidad».
Víctor García Ruiz. John Henry Newman: El viaje al Mediterráneo de 1833 (2018). Madrid: Encuentro, 2018; 460 pp.; col. 100XUNO; ISBN: 978-8490559444.