jueves, 24 de septiembre de 2020

'Los hermanos Ashkenazi', de Israel Yeshohua Singer

En Los hermanos Ashkenazi, de Israel Yeshohua Singer —hermano mayor de Isaac Bashevis Singer—, se cuenta la vida de tres generaciones de una familia en la ciudad de Lodz, Polonia, en las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX. Se centra, sobre todo, en Max Askhenazi, que reniega de su nombre y orígenes jasídicos para llegar a ser un poderoso industrial textil en Lodz y en San Petersburgo. Se hace una descripción excelente de la forma que tomó la revolución industrial en Polonia, de cómo fueron tomando auge los movimientos revolucionarios, y de cómo se incubaron y realizaron algunos pogromos. La novela termina con la muerte de Max, siendo ya mayor, cuando el comunismo está llegando al poder en Rusia.

El hilo argumental principal es la vida de Max, al que seguimos desde su nacimiento, en su niñez y juventud, en sus primeros pasos en los negocios, en su triunfo completo gracias a su comportamiento avispado y canallesco, hasta un final en el que reflexiona que «había vivido ciego, engañado», que «del mismo modo que en la antigüedad los judíos habían sacrificado a sus primogénitos al ídolo Moloch, él se había inmolado en el altar de la codicia, adorando al becerro de oro». Pero tal vez el interés mayor de la novela es lo que muestra de la época: del interior de las industrias, del funcionamiento de algunos negocios, de los prejuicios y valores de las familias judías de clase alta y de clase humilde, de la forma en que podían desencadenarse los altercados y las persecuciones contra los judíos, de cómo las protestas sociales alcanzaron el punto de ebullición que permitió el ascenso imparable del partido comunista.

Entre los grandes personajes secundarios que hay en la novela uno que destaca es el rabino Nuske, siempre absorbido con sus estudios y completamente despreocupado de las cosas materiales a pesar de la fortísima presión de su esposa: «La vida en la tierra no era más que un breve preludio, un vestíbulo que llevaba a la verdadera vida, y ¿qué importaba lo mísero que fuera un vestíbulo? No guardaba rencor a su esposa, pues sabía que las mujeres, inmersas en el mundo material, eran incapaces de ver lo esencial. Por lo tanto, aceptaba con paciencia todos sus insultos, sus muestras de desprecio y burla, sin responder ni una sola palabra, lo que la enfurecía aún más. —¡Di algo al menos, mentecato! —chillaba ella, histérica. ¿No ves que te estoy humillando? Él permanecía en silencio. Le parecía bien que su esposa lo humillara como castigo por los pecados en que se revolcaba y que con seguridad lo habían hecho merecedor de un lugar en la Gehena».

Otro es su hijo Nissan, que renegará de su judaísmo y se convertirá en un fanático revolucionario marxista: «Para Nissan, la lógica y profundidad de esa doctrina, su simplicidad y su construcción genial, parecían dar respuesta a todas las eternas preguntas. Guardaba su ejemplar de Das Kapital como un compañero inseparable y lo llevaba consigo a todas partes, del mismo modo que un judío devoto lleva su taled y sus filacterias. Y al igual que su padre, para quien la sabiduría de la Torá no debía servir únicamente para edificar el propio espíritu, sino que debía ser difundida entre todos, también Nissan entendía que su misión era divulgar la nueva Torá y ridiculizar y denigrar a quienes se negaban a reconocer la verdad que contenía».

Israel Yehoshua Singer. Los hermanos Ashkenazi (The Brothers Ashkenazi, 1936). Barcelona: Ediciones B, 2003; 646 pp.; col. Afluentes; trad. de Rhoda y Jacob Abecassis; ISBN: 978-8466611305. Nueva edición en Barcelona: Acantilado, 2017; 680 pp.; ISBN: 978-8416748464.

jueves, 17 de septiembre de 2020

'Los hijos', de Gay Talese

Los hijos es un libro de memorias familiares de Gay Talese. Es una gran narración en la que Talese habla, sobre todo, de sus abuelos y sus padres, pero también de algunos hermanos y primos más cercanos a sus padres. Se compone así un buen panorama de la vida que llevaron, tanto en su tierra de origen, Maida, Calabria, como en los países a los que fueron emigrando, Estados Unidos y Francia. La historia termina durante la segunda Guerra Mundial, con una escena de gran intensidad, cuando el narrador tiene unos doce años de edad y es un entusiasta enorme de las maquetas de aviones, y su padre, un sastre conocido en su ciudad de Ocean City, Nueva Jersey, recibe la noticia del trágico bombardeo aliado de Montecassino.

El autor desciende a muchos detalles en algunos casos —se ve que cuenta con material de primera mano, tanto recuerdos orales de sus familiares como documentos y diarios— y, según la situación lo requiere, también se detiene a explicar el contexto histórico del momento. Por supuesto, se centra más en las vidas de su padre y de su madre, aunque tiene mucha relevancia un primo de su padre, Antonio, que fue un sastre afamado en París. En una nota final Talese indica que tardó diez años en terminar su libro y que dedicó mucho tiempo «a entrevistas a gente en Europa y los Estados Unidos; a leer sobre la emigración italiana y sobre los gobiernos de los que huían los emigrantes». El resultado final es un fresco histórico muy ameno en el que, aparte de una gran abundancia de detalles de todo tipo, se trata bien el dolor profundo de la emigración, tanto entre quienes permanecen como entre quienes se van.

Además, las relaciones entre padres e hijos que son el tejido de la historia contienen muchos momentos inolvidables que a veces hacen eco unos en otros de generación en generación. Así, cuando el padre del autor, Joseph, que era un niño aún pero ya trabajaba en el taller de sastre de su abuelo, Domenico, este le riñó fuertemente:

«Joseph levantó la mirada y le interrumpió.

—Abuelo —suplicó—, ¡ha sido un error! ¡Ha sido el primer error grave que cometo! No he sido insubordinado. Simplemente no me he dado cuenta de que los pantalones estaban escondidos debajo de la tela que estaba cortando. Ha sido mi primer error después de muchas cosas buenas que he hecho y que nunca me has reconocido —ahora hablaba más fuerte, y aunque era consciente de que nunca se había mostrado tan directo con su abuelo, siguió con desesperación—: ¡Nunca estás contento! Nada de lo que hago es bastante bueno para ti. Siempre eres estricto y severo conmigo —ya sollozando, Joseph añadió—: Lo que pasa es que no me quieres...

Su abuelo permaneció en silencio. Esperó varios minutos a que Joseph dejara de llorar. Cuando habló, lo hizo con una voz totalmente desconocida.

—Te quiero —dijo con un tono más comprensivo de lo que Joseph había oído nunca—. Pero todavía no eres lo bastante mayor para comprender este amor. Confundes la crítica con la falta de amor. Pero es todo lo contrario. La gente que critica se preocupa por ti. Quieren que mejores. La gente a la que no le importas no tiene puestas grandes esperanzas en ti. Te aceptan como eres. Dejan que te relajes. Quieren que te conformes. Quien no te quiere —concluyó— te hará reír. Quien bien te quiere te hará llorar».

Gay Talese. Los hijos (Unto the sons, 1992). Barcelona: Debolsillo, 2016; 768 pp.; trad. de Damià Alou; ISBN: 978-8466332057.

jueves, 10 de septiembre de 2020

'Honrarás a tu padre', de Gay Talese

Honrarás a tu padre, de Gay Talese, es un largo relato-reportaje sobre la familia mafiosa Bonnano y fue el primer libro de no-ficción que habló seriamente sobre la mafia en los Estados Unidos. Es un libro que, dice su autor al final, «surgió del bochorno que sentía mi padre (nacido en Italia) ante el hecho de que los gánsteres con apellido italiano dominaran invariablemente los titulares y la mayor parte de los programas de televisión que trataban sobre el crimen organizado». Centra su atención, sobre todo, en Bill Bonnano, y comienza justo cuando secuestran a su padre, Joe Bonnano, el año 1964. A partir de ahí la narración va cambiando de tiempos, ambientes y enfoques para ir componiendo la historia de la familia Bonnano y sus relaciones con otras organizaciones del mismo tipo.

Las entrevistas que, durante años, el autor mantuvo con muchos de los personajes de su historia le permitieron reconstruir y luego contar con viveza muchos momentos de la vida familiar de los Bonnano, de las interioridades de las investigaciones y juicios, y de algunos incidentes violentos. Uno de los focos de la narración viene apuntado por el título: cómo eran las relaciones entre padres e hijos dentro de las familias Bonnano. Por ejemplo, se cuenta cómo los dos niños mayores de Bill, cuando tenían unos diez años, «aceptaban ahora el hecho de que su padre anduviera armado con la misma facilidad con que aceptaban que lo hicieran Hopalong Cassidy y los otros personajes de películas de vaqueros, detectives o soldados que veían a diario en televisión».

Otro de los focos apunta en una dirección inesperada: «si se comparaban con algunas de las publicitadas atrocidades cometidas por las tropas aliadas contra la población civil en el sudeste de Asia, o con las intrigas de la CIA, o las tácticas de los Boinas Verdes (quienes, en 1969, se deshicieron de un espía desleal amarrándolo con cadenas y llantas de neumáticos y arrojándolo a un río), las hazañas de la Mafia apenas parecían justificar la elaborada cobertura informativa que recibían. Cobertura que no recibirían de no ser por el factor mitológico» y, también, parece que desea decir Talese, por el interés del gobierno y de muchos en hacer que todos miren hacia otro lado. De hecho, los crímenes e ilegalidades de la policía para perseguir y llegar a condenar a Bill Bonnano se presentan como flagrantes.

Otra de las facetas que le interesa mostrar al autor es la gran diferencia que hay entre la percepción de la gente y la realidad de las vidas de tantos mafiosos. En un enorme párrafo con sólo un punto lo dice del siguiente modo:

«Cuando el ciudadano norteamericano común pensaba en la Mafia, por lo general se imaginaba escenas llenas de acción y violencia, de dramáticas intrigas y confabulaciones que valían millones de dólares, de limusinas negras e inmensas cuyas ruedas chirriaban al doblar las esquinas mientras las balas de las ametralladoras se regaban por el andén; ésa era la versión de Hollywood y aunque mucho de eso se basaba en la realidad, también era cierto que exageraba absurdamente esa misma realidad, omitiendo por completo la sensación que dominaba la existencia de la Mafia: una rutina de interminables esperas, tedio, escondites, exceso de cigarrillos, exceso de comida, falta de ejercicio físico, mientras pasaban la vida recostados en habitaciones con las cortinas cerradas y muriéndose de tedio al tiempo que trataban de mantenerse vivos. Con tanto tiempo entre las manos y tan poco que hacer con él, el típico mafioso tendía a volverse egocéntrico y obsesivo, a vivir pendiente de minucias que magnificaba, a reaccionar de manera desproporcionada ante cualquier ruido, dándole demasiadas vueltas a todo lo que se decía y se hacía a su alrededor, perdiendo la perspectiva del mundo que se extendía más allá de él y del pequeño lugar que ocupaba en ese panorama más amplio, pero consciente de todas maneras de la imagen exagerada que el mundo tenía de él».

Gay Talese. Honrarás a tu padre (Honor Thy Father, 1971). Barcelona: Debolsillo, 2016; 632 pp.; trad. de Patricia Torres; ISBN: 978-8466332040.

jueves, 3 de septiembre de 2020

'Las luminarias', de Eleanor Catton

Las luminarias, de Eleanor Catton, es una novela con una construcción narrativa meticulosa —argumento con una estructura circular; división en doce partes, cada una de la mitad de extensión que la previa; uso de los significados del zodiaco de una forma coherente sin que, por ese motivo, se lastre la lectura de quien no los conozca ni la cuestión le importe—, y un estilo limpio y cuidado —frases bien medidas, descripciones perfectas, precisión detallista en cualquier tema que se toque—.

1866, Hokitika, una joven ciudad con minas de oro en la costa oeste de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Todo comienza cuando el recién llegado Walter Moody acaba en medio de una reunión secreta de doce prohombres de la ciudad que desean discutir algunos acontecimientos: la extraña muerte de un minero y el descubrimiento en su casa de unas grandes cantidades de oro de origen misterioso, la no menos sorprendente desaparición de otro minero rico y los también curiosos acontecimientos en torno a una prostituta. Se despliegan entonces los hechos tal como los han vivido cada uno de los personajes —aunque con intromisiones del narrador para, pongamos por caso, «reproducir la historia [del chino Sook Yongsheng] de una manera fiel a los acontecimientos que quería revelar, más que al estilo de su narración»— y se descubre que Moody también ha visto algo extraño en el barco en el que ha llegado a Hokitika. De un modo que cabría llamar teatral, esos y otros personajes van entrando y saliendo de escena y el relato una y otra vez va y viene entre el presente y el pasado.

Se puede leer la novela como un largo relato costumbrista o histórico, por lo que tiene de reconstrucción cuidadosa del ambiente propio de una ciudad enfebrecida como Hokitika: minas, buscadores, navieras, hombres de negocios, campañas electorales, políticos, establecimientos de distinto tipo, fumaderos de opio, traficantes… No faltan tampoco páginas dedicadas a personajes maoríes y chinos, que dan idea de sus formas de afrontar la vida y de relacionarse con los occidentales, ni reflexiones de cierto interés acerca de tanta gente que huye pues, dice uno, «si el hogar no puede ser el lugar de donde uno es, entonces es lo que uno hace del lugar al que va».

Se puede leer, también, como una novela folletinesca y policial de tipo puzle, al modo de los relatos del género que fabricaron Wilkie Collins y también Dickens. Esos y otros autores están en el fondo de la historia, que tiene mucho de pastiche y parodia de las novelas decimonónicas. En muchos momentos la narración avanza por medio de interrogaciones: «¿Qué había dicho Balfour unas horas antes? ¿”Una sarta de coincidencias no puede ser una coincidencia”? ¿Y qué era una coincidencia, pensó Moody, sino un momento detenido en una secuencia que todavía estaba sin explicar?».

Es extraordinariamente característico el narrador, exacto y nada dubitativo en sus apreciaciones. Por ejemplo, de un clérigo dice que algo típico suyo era «no atribuir una motivación precisa a los actos de dudosa integridad y que, por el contrario, prefiriese alimentar una especie de distraída confusión en torno a sus motivaciones consideradas como un todo». O bien, de otro personaje afirma que «conocía el poder latente de la oscuridad (poderoso, porque suscitaba la curiosidad ajena) y sabía elaborar muy buenas estrategias para ejercerlo, pero se esforzaba en mantener oculto ese talento».

O un comentario como este: «Observamos que uno de los grandes atributos de la discreción es que puede enmascarar todas las variedades más comunes y simples de la ignorancia, y si algo podía destacarse de Walter Moody era su extremada discreción». Del mismo personaje se asegura que tenía un defecto propio de gentes inteligentes: «tendía a considerar el don de su intelecto como una suerte de licencia cuya exclusiva autoridad le protegía, en toda circunstancia, de obrar mal. Consideraba que sus obligaciones morales eran de una modalidad completamente distinta a las de los hombres de menor categoría, y en consecuencia rara vez sentía vergüenza o escrúpulos, excepto en términos muy generales».

Por tanto, no es una novela exactamente popular: leerla requiere un cierto esfuerzo y, por supuesto, bastante tiempo. Compensará mucho a quien, siendo ya buen lector, desee leer para evadirse sin más, o a quien esté interesado en cuestiones constructivas y de lenguaje. Lo anterior quiere decir que no tiene, ni de lejos, la potencia de fondo de obras como El jilguero —una novela con la que se la ha puesto en paralelo por su extensión y haber sido publicadas casi a la vez—.

Si hubiera que indicar un punto básico que la novela subraya sería el de la necesidad de las muchas perspectivas para llegar a conocer la verdad de las cosas. Cuando, en la primera parte del relato, a Walter Moody le hacen notar lo que ocurrió, uno de los presentes le dice que tal vez lo que le han contado sea «un poquito más de lo que esperaba» y otro puntualiza que «siempre es así, cuando se dice la verdad».

Eleanor Catton. Las luminarias (The Luminaries, 2014). Madrid: Siruela, 2014; 806 pp.; col. Nuevos Tiempos; trad. de Celia Montolío; ISBN: 978-84-16208-32-6.