Para quien no lo conozca, aconsejo también, e incluso más, el libro anterior de la autora, Cómo aprendemos a leer.
jueves, 25 de junio de 2020
'Lector, vuelve a casa', de Maryanne Wolf
Para quien no lo conozca, aconsejo también, e incluso más, el libro anterior de la autora, Cómo aprendemos a leer.
jueves, 18 de junio de 2020
'El infinito en un junco', de Irene Vallejo
Quien haya leído alguna de las reseñas citadas, o entrevistas con la autora, no necesita ya que yo detalle más cosas acerca del contenido y el estilo del libro. Así que, de mis muchas notas, rescato dos que tienen que ver con mis temas de principal interés.
Una, esta interesante observación de la autora que se le ocurre cuando consigue entrar por primera vez en la biblioteca bodleiana de la universidad de Oxford y cuando piensa en Lewis Carroll trabajando allí un siglo y medio antes: «comprendí un gigantesco malentendido: Alicia en el país de las maravillas es puro realismo literario. De hecho, describe a la perfección mis experiencias durante aquellas primeras semanas. Los lugares tentadores que podía entrever por el hueco de la cerradura, donde habría necesitado una pócima mágica para cumplir los requisitos de acceso. Mi cabeza chocando contra los techos. Habitaciones tan asfixiantes que sentía deseos de sacar los brazos por las ventanas y asomar el pie por la chimenea. Túneles, letreros, meriendas de locos, conversaciones de una lógica escurridiza. Y personajes anacrónicos absortos en ceremoniales imprevisibles».
Otra, este comentario a propósito de la versión de la obra de Mark Twain, Las aventuras de Huck Finn, en la que un profesor preocupado retiró la palabra “nigger”: «¿Los libros infantiles y juveniles son obras literarias complejas o manuales de conducta? Un Huck Finn saneado puede enseñar mucho a los jóvenes lectores pero les hurta una enseñanza esencial: que hubo un tiempo durante el cual casi todo el mundo llamaba “negratas” (“nigger”) a sus esclavos y que, debido a esa historia de opresión, la palabra se ha convertido en tabú. No por eliminar de los libros todo lo que nos parezca inapropiado salvaremos a los jóvenes de las malas ideas. Al contrario, los volveremos incapaces de reconocerlas. Al contrario de lo que cree Platón, los personajes malvados son un ingrediente crucial de los cuentos tradicionales, para que los niños aprendan que la maldad existe. Tarde o temprano tendrán noticias de ella (desde los matones que les acosan en el patio del colegio a los tiranos genocidas)». Cita después un texto de Flannery O’Connor —«quien solo lea libros edificantes sigue un camino seguro pero sin esperanza», tomado de su ensayo «Naturaleza y finalidad de la narrativa», contenido en El negro artificial y otros escritos (Madrid: Encuentro, 2000)—. Y continúa: «Sentir cierta incomodidad es parte de la experiencia de leer un libro; hay mucha más pedagogía en la inquietud que en el alivio. Podemos hacer pasar por el quirófano a toda la literatura del pasado para someterla a una cirugía estética, pero entonces dejará de explicarnos el mundo. Y si nos adentramos por ese camino no debería extrañarnos que los jóvenes abandonen la lectura y, como dice Santiago Roncagliolo, se entreguen a la PlayStation, donde pueden matar a un montón de gente sin que nadie ponga problemas».
Irene Vallejo. El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo (2019). Madrid: Siruela, 2019; 449 pp.; col. Biblioteca de ensayo; ISBN: 978-84-17860-79-0.
jueves, 11 de junio de 2020
'Por donde sale el sol', de Blanca García-Valdecasas
Trata sobre una familia española, formada por Rogelio Díaz, un conocido pintor, su mujer
Violeta, y sus siete hijos, que planean trasladarse a vivir a Chile: Violeta
piensa que a su marido le vendrá bien un radical cambio de aires.
Organizan las cosas a distancia y, aunque Violeta fallece poco antes,
deciden irse porque había hecho prometer a su marido que se irían allí
pasase lo que pasase. La novela cuenta los primeros años de estancia en
su nuevo país: llegada, traslados de casa hasta que encuentran una
granja de su gusto, crecimiento de los hijos y noviazgo de las dos
mayores, nuevas amistades, etc. Rogelio sigue muy unido a su mujer hasta
el punto que dice verla con alguna frecuencia, para disgusto de sus
hijos mayores que intentan hacerle ver que son imaginaciones suyas sin
fundamento.
El narrador utiliza un estilo sincopado, de frases consecutivas yuxtapuestas como pinceladas, y tiene un tono bienhumorado al que le da un gran sabor el lenguaje propio del lugar. El título de la novela responde a que, como hará notar un personaje,
Andes, en lengua araucana, quiere decir «lugar “por donde sale el sol”».
Se siguen con interés las peripecias propias de la adaptación de toda
la familia a un nuevo ambiente y, al hilo de los acontecimientos, va
quedando claro el pasado familiar y van surgiendo comentarios de
distinto tipo. Unos, que son sobre la pintura, conducen a la conclusión
que saca uno de los amigos de Rogelio, también pintor: «a la mitad de
nosotros, por lo menos, nos ha podrido el esnobismo, el afán de
modernidad».
Otras son reflexiones sobre la vida. Por ejemplo, cuando ve a un niño pequeño, al que conoce en un orfanato y que tiene un tiempo viviendo con su familia, Rogelio piensa: «Un niño pequeño, ¿no era el mundo empezando, otra vez y siempre? Lujo de la creación, tan indefensito y a la vez con la seguridad de que las personas a su alrededor son todas buenas, que todo se lo dan. La mirada de un niño nadie puede pintarla, el brillo de los inmortales. Ningún niño ha pensado en su muerte, por eso, tal vez, en su debilidad, tienen toda la fuerza».
Pero, sobre todo, para Rogelio lo domina todo la figura impalpable de su mujer: «¿Cómo explicarles? Aquella sensación de su presencia: Violeta estaba ahí, en los alrededores de nosotros. No nos había dejado, del todo no. Algo de ella, quizás imagen, ¿imaginación?, no lo sabía. Pero ella nos acompañaba, rondaba nuestro mismo aire, no andaba nunca muy lejos. Que yo la viera era lo que los niños no podían creer, no querían aceptarlo... Cedí, por su tranquilidad. "Bueno, hijos, serán imaginaciones mías"».
Blanca García-Valdecasas. Por donde sale el sol (1987). Madrid: BibliotecaOnline, 2018; 292 pp.; ISBN: 978-8415998815.
Otras son reflexiones sobre la vida. Por ejemplo, cuando ve a un niño pequeño, al que conoce en un orfanato y que tiene un tiempo viviendo con su familia, Rogelio piensa: «Un niño pequeño, ¿no era el mundo empezando, otra vez y siempre? Lujo de la creación, tan indefensito y a la vez con la seguridad de que las personas a su alrededor son todas buenas, que todo se lo dan. La mirada de un niño nadie puede pintarla, el brillo de los inmortales. Ningún niño ha pensado en su muerte, por eso, tal vez, en su debilidad, tienen toda la fuerza».
Pero, sobre todo, para Rogelio lo domina todo la figura impalpable de su mujer: «¿Cómo explicarles? Aquella sensación de su presencia: Violeta estaba ahí, en los alrededores de nosotros. No nos había dejado, del todo no. Algo de ella, quizás imagen, ¿imaginación?, no lo sabía. Pero ella nos acompañaba, rondaba nuestro mismo aire, no andaba nunca muy lejos. Que yo la viera era lo que los niños no podían creer, no querían aceptarlo... Cedí, por su tranquilidad. "Bueno, hijos, serán imaginaciones mías"».
Blanca García-Valdecasas. Por donde sale el sol (1987). Madrid: BibliotecaOnline, 2018; 292 pp.; ISBN: 978-8415998815.
miércoles, 3 de junio de 2020
'Warlock', de Oakley Hall
El argumento deWarlock, una novela del Oeste de Oakley Hall, es difícil de resumir pues, aunque todo esté centrado en lo
que pasa en una ciudad durante más o menos un año, es una historia con
muchos actores cuyas personalidades van revelándose progresivamente, y en
la que tienen cabida también las distintas interpretaciones que la
gente da sobre los hechos.
Debido a las trifulcas que, sobre todo, causa la cuadrilla del rancho San Pablo con su jefe Abe McQuown a la cabeza, el Comité de Ciudadanos de Warlock nombra comisario a un reconocido pistolero llamado Clay Blaisedell. Con él viene su amigo Morgan, que monta un local de juego. A partir de ese momento, la novela se ramificará: se producirán enfrentamientos entre Blaisedell y Morgan con McQuown y sus hombres, llegará una mujer con la intención de vengarse de Blaisedell, irá en aumento el descontento de los mineros con el apoyo del doctor Wagner y de la señorita Jessie, irán teniendo cada vez más protagonismo los ayudantes del sheriff Carl Schroeder y, sobre todo, John Gannon, antiguo cuatrero a las órdenes de McQuown y hermano mayor de otro de sus pistoleros.
Algunos capítulos se presentan como el diario de un ciudadano de Warlock y tienen claros acentos shakespearianos: «El mundo es un lugar horrible, absurdo, brutal, cruel e implacablemente inclinado a la destrucción del alma de los hombres», dirá; o, en otro momento: «¿Acaso no es la historia del mundo sino una narración de violencia y muerte tallada en piedra?». Pero la mayoría de la narración está en tercera persona, con diálogos sobrios, comentarios de unos personajes sobre otros, y un foco especial sobre Gannon, un tipo arrepentido de acciones del pasado y, también por eso, dispuesto a no engañarse más a sí mismo y a cumplir siempre con su deber: «un ayudante del sheriff que se precie no puede esconderse cuando hay problemas».
Oakley Hall. Warlock (1958). Barcelona: Círculo de Lectores: Galaxia Gutenberg, 2009; 687 pp.; col. Serie Narrativa; trad. de Benito Gómez Ibáñez; introd. de Robert Stone; ISBN: 978-84-672-3494-7 (Círculo de Lectores) , 978-84-8109-802-2 (Galaxia Gutenberg).
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